En el artículo pasado publiqué la primera parte sobre 12 dificultades comunes que afectan tu liderazgo. En esta entrega te dejo las últimas 6 dificultades de la lista.
7. ¿Te cuesta adaptarte a los cambios?
El ritmo del mundo es cada vez más acelerado. Los cambios son inevitables. Un líder debe ser capaz de adaptarse a situaciones cambiantes y manejar la incertidumbre. Si te falta flexibilidad y capacidad de adaptación, puede ser difícil tomar decisiones y liderar eficazmente en situaciones complejas. Hacer las cosas como siempre se han hecho será insuficiente para resolver los nuevos retos que van apareciendo. Resistirse al cambio impedirá el crecimiento y la innovación.
Pregúntate: ¿Estás tomando el tiempo para evaluar la situación y ajustar la estrategia cuando es necesario? ¿Estás manteniendo una mentalidad abierta y de crecimiento? ¿Tienes una actitud de aprendizaje frente a las nuevas experiencias? ¿Buscas ayuda cuando el cambio te abruma? Recuerda que el cambio es una constante y que la flexibilidad para adaptarse en tiempos complejos es un recurso que te ayuda a lidiar con la incertidumbre y a ser resiliente.
8. ¿No sabes establecer límites, decir “no” y administrar disciplina cuando es necesario?
Los líderes que no establecen límites claros están propensos a generar problemas de rebeldía e insubordinación en su equipo. El ambiente se vuelve tóxico cuando se pierde el respeto por el otro y se traspasan las barreras de la buena convivencia. La falta de autoridad deja vacíos de poder que pueden dar paso a personas con mala voluntad. Un líder debe ser capaz de establecer límites y decir “no” de la manera adecuada, cuando es necesario.
Pregúntate: ¿Estableces límites claros y los comunicas efectivamente a tu equipo? ¿Estás aplicando los correctivos necesarios de forma oportuna? ¿Conoces las estrategias legales de administración de disciplina y las aplicas correctamente? ¿Eres asertivo al decir ¨no¨? Recuerda que en ocasionas, para mantener un clima sano y de respeto mutuo, es necesario tomar decisiones impopulares que pueden decepcionar a los demás, pero no es sostenible siempre ser el bueno, dejando pasar los comportamientos nocivos que hacen daño al equipo. Establecer límites y aplicar correctivos justos y proporcionados es indispensable en roles de liderazgo.
9. ¿Te falta capacidad de autocrítica?
Un líder debe ser capaz de reconocer sus errores y estar dispuesto a aprender y mejorar. Si te falta humildad y capacidad de autocrítica, puede ser difícil construir relaciones sólidas y trabajar de manera efectiva en equipo. La falta de autocrítica también afecta de forma directa la calidad de los resultados y hace que se pierdan las oportunidades para mejorar. Un error esconde un gran tesoro cuando se le reconoce. La semilla de la excelencia está implícita en la capacidad para aceptar las equivocaciones, comprender cómo sucedieron, aprender para que no vuelvan a pasar e implementar los correctivos.
Pregúntate: ¿Estás tomando el tiempo para reflexionar sobre tus decisiones y acciones? ¿Estás dispuesto a escuchar y considerar los comentarios y sugerencias de tu equipo? ¿Aceptas cuando cometes un error? ¿Asumes las acciones necesarias para corregir tus errores? ¿Aprendes de tus errores para que no vuelvan a suceder? Recuerda que no hay manera de aprender sin equivocarse. El error es una parte del camino hacia la excelencia. Ninguna persona es perfecta, todos cometemos errores, la sabiduría reside en reconocer las faltas y aplicar los correctivos. Cuando haces esto con tus errores estás dando el ejemplo correcto a los demás de lo que es bueno hacer cuando se equivocan.
10. ¿Te falta visión de futuro y estrategias claras?
La falta de claridad en las estrategias para afrontar los posibles escenarios es garantía de fracaso. Es muy difícil enfocarse en los objetivos a largo plazo y alcanzar el éxito de la empresa cuando no hay una visión clara. Un líder debe ser capaz de ver hacia adelante de forma estratégica para dirigir la empresa a puerto seguro.
Pregúntate: ¿Estás tomando el tiempo para analizar y comprender la situación actual de la empresa y el mercado? ¿Estás estableciendo objetivos específicos y medibles para la empresa y tu equipo? ¿Estás comprendiendo los diversos escenarios que pueden afectar el negocio? Recuerda que si solo te estás dedicando a la operatividad está corriendo el riesgo de pasar por alto la información clave para corregir el rumbo cuando sea necesario. La complejidad actual obliga a tener claro los escenarios y crear estrategias ágiles para alcanzar las metas.
11. ¿Tienes dificultad para trabajar en equipo?
Un jefe que se enfoca demasiado en sí mismo y en sus propios logros en lugar de en el éxito de su equipo puede tener dificultades para crear un ambiente de trabajo positivo y motivador. Es difícil conformar un equipo de alto desempeño cuando el líder no sabe cómo integrarse adecuadamente ni es capaz de rotar el liderazgo cuando es necesario. La naturaleza de un equipo es compleja. El líder tiene el reto de aprender a trabajar en equipo y además debe saber reconocer los indicadores de cada etapa hacia la ruta del alto desempeño, porque si no las sabe identificar no va a comprender cuáles son las acciones estratégicas que debe tomar para impulsar el desarrollo del equipo.
Pregúntate: ¿Entiendes las fases por las que pasa un equipo antes de ser uno de alto desempeño? ¿Comprendes cómo tu comportamiento está influyendo en el rendimiento del equipo? ¿Estás realizando actividades de integración y participando activamente? ¿Entiendes la importancia del liderazgo participativo para estimular el potencial del equipo? Recuerda que no hay nada más satisfactorio que ser parte de un equipo de alto rendimiento, pero lograrlo no es sencillo. El líder tiene la responsabilidad de guiar al equipo para que se convierta en uno de alto nivel y debe saber cómo hacerlo.
12. ¿Te cuesta gestionar el tiempo de forma óptima?
El tiempo se vuelve un recurso insuficiente cuando tienes muchas responsabilidades, altas expectativas de resultados rápidos o no te sabes organizar. Los líderes necesitan ser capaces de administrar su tiempo de manera efectiva para poder lograr sus objetivos y cumplir con las necesidades de su equipo. La sensación de falta de tiempo es una importante causa de estrés. Muchas veces el problema de la gestión del tiempo se vuelve tan crónica que se llega a considerar normal y se acepta una sensación de tensión constante como si el estrés fuera algo sano y necesario en la vida laboral. Muchas veces se pierde el equilibrio entre la vida laboral y personal por no saber cómo administrar adecuadamente las responsabilidades del trabajo.
Pregúntate: ¿Qué recursos utilizas para gestionar de forma óptima tu tiempo? ¿Dejas que las tareas importantes se vuelvan urgentes por no atenderlas oportunamente? ¿Cómo estableces las prioridades? ¿Procrastinas las tareas que no te gustan o aquellas que no dominas? ¿Has logrado un sano equilibrio entre tu vida laboral y personal? Recuerda que todas las áreas de la vida son importantes. El descanso es tan necesario como el trabajo para poder rendir de forma óptima. Aprender a gestionar el tiempo y proporcionar las expectativas ayuda a aliviar el estrés crónico.