¿Qué guía tus decisiones diarias como líder? ¿Un deseo genuino de contribuir al bienestar de los demás… o una necesidad más personal de ser reconocido, ganar poder o acumular riqueza? Lo que verdaderamente valoras, aquello a lo que dedicas tu energía, atención y tiempo, define tu manera de liderar. No es solo cuestión de resultados; es también sobre cómo llegas a ellos y qué tipo de cultura promueves en el proceso.
¿Dónde está tu enfoque como líder?
El liderazgo no es solo una posición; es una manifestación de tus valores y motivaciones internas. Cada líder está impulsado por algo, consciente o inconscientemente.
Algunos líderes se centran profundamente en las personas y desean verlas crecer, alcanzar su máximo potencial. Otros, aunque puedan lograr grandes resultados, están guiados por motivaciones más centradas en ellos mismos.
A continuación, exploramos algunas de las motivaciones más comunes, organizadas de las más frecuentes a las menos frecuentes:
Amor al poder y al control
El poder puede ser una herramienta increible para transformar organizaciones, pero cuando se convierte en un fin en sí mismo, los equipos suelen funcionar con miedo y rigidez. Un ejemplo claro es el caso de Elizabeth Holmes y Theranos, donde el control excesivo y la falta de transparencia llevaron al colapso de la empresa, a pesar de sus promesas iniciales de innovación.
Amor al éxito financiero
Generar ganancias es no solo aceptable, sino también beneficioso. Un líder enfocado en resultados puede construir empresas altamente rentables y exitosas. Al equilibrar la generación de ingresos con la preservación de valores esenciales como la ética y la integridad, se puede lograr un éxito y sostenibilidad extraordinarios. No obstante, cuando el dinero se convierte en el único motor, se corre el riesgo de sacrificar estos valores, lo que puede comprometer la reputación y sostenibilidad a largo plazo de la empresa. Recordemos el escándalo de Enron en 2001, donde la búsqueda de maximizar beneficios a cualquier costo terminó en uno de los fraudes más grandes de la historia corporativa.
Amor al reconocimiento y la aceptación
Un líder motivado por el deseo de ser admirado puede parecer carismático y empático, pero este enfoque prioriza la imagen personal sobre decisiones correctas y resultados sostenibles. Adam Neumann, cofundador de WeWork, es un ejemplo: su carisma y capacidad para inspirar a su equipo e inversores fueron opacados por su necesidad de aceptación y validación, que condujo a decisiones imprudentes, evitación de conversaciones difíciles y una cultura corporativa insostenible. La rápida expansión de WeWork, sin foco en la rentabilidad a largo plazo, terminó en una corrección significativa del valor de la empresa cuando sus fundamentos financieros fueron cuestionados.
Amor al bienestar colectivo
Imagina a un líder que se involucra personalmente con su equipo. Pregunta cómo se sienten, busca entender sus necesidades y decisiones de vida. No solo impulsa metas, sino que también promueve un ambiente donde la seguridad psicológica es clave. Un estudio de Google (Proyecto Aristóteles, 2015) demostró que los equipos con mayor éxito no eran los más talentosos, sino aquellos donde los miembros sentían seguridad psicológica y confianza mutua.
¿Por qué es importante reflexionar sobre esto?
Porque los resultados importan, pero cómo llegas a ellos y qué cultura creas en el proceso es igualmente crucial. Un equipo puede alcanzar objetivos impresionantes bajo presión y miedo, pero ¿a qué costo? Rotación, desmotivación, falta de innovación. La verdadera excelencia es sostenible cuando las motivaciones internas del líder están alineadas con valores humanos y éticos.
Recomendaciones prácticas para liderar desde una motivación auténtica
- Haz una pausa y reflexiona: Pregúntate con frecuencia: ¿Por qué estoy tomando esta decisión realmente? ¿Busco un beneficio personal o el bienestar del equipo?
- Conecta con tu propósito: ¿Qué impacto quieres dejar en tu equipo, en tu industria, en el mundo? Un propósito claro alinea tus acciones con un valor más elevado.
- Fomenta la transparencia: Comparte con tu equipo tus motivaciones y permite que ellos también cuestionen decisiones de forma constructiva.
- Evalúa más allá de los resultados: No solo midas el éxito por las cifras… Evalúa también la cultura que estás creando: ¿Las personas se sienten seguras? ¿Pueden expresar ideas sin temor?
- Escucha a tu equipo: Practica la escucha activa. Las percepciones de tu equipo pueden revelar mucho sobre tus verdaderas motivaciones como líder.
Preguntas para la reflexión
- ¿Qué valor estoy promoviendo realmente con mis decisiones diarias?
- ¿Mi equipo siente que su bienestar es una prioridad o solo los resultados?
- ¿Estoy creando una cultura donde florecen la confianza y la colaboración?
- ¿Cómo quiero ser recordado como líder?
Al final del día, lo que amas define tu legado… ¿Dónde está tu amor como líder?



