Comencemos con un pequeño experimento. Cierra los ojos y piensa en un líder empresarial. ¿Quién vino a tu mente? ¿Un CEO serio con un traje costoso y actitud demandante? ¿O tal vez alguien con un estilo más relajado y desenfadado?
Lo cierto es que los estereotipos sobre los líderes empresariales pueden ser bastante limitantes. En la actualidad, cada vez son más los líderes que adoptan un enfoque más humano y empático, y es aquí donde entra en juego la psicología.
Un buen líder debe ser capaz de entender las necesidades y motivaciones de su equipo, y eso es exactamente lo que la psicología puede ayudarte a hacer. Comprender las dinámicas interpersonales y cómo afectan el rendimiento y la moral del equipo puede marcar una gran diferencia en la forma en que lideras.
Además, la psicología también te ayuda a ampliar tu auto-conciencia y autoconocimiento. Si eres un líder que conoce sus fortalezas y debilidades puedes ser más efectivo a la hora de tomar decisiones y resolver conflictos.
Pero, ¿Cómo podemos hacer todo esto sin caer en un discurso aburrido y sin vida? Bueno, eso es fácil. Al igual que cualquier otra habilidad, el liderazgo también puede ser divertido. Ya basta de un liderazgo tenso y estresante, que enferma y crea un ambiente negativo, difícil de respirar.
Prueba experimentar con diferentes estilos de liderazgo y encuentra aquel con el que te sientas que estás siendo una persona auténtica. No tengas miedo de comportarte de forma genuina, de añadir un poco de humor a tu día a día, de mostrar tu vulnerabilidad y sobre todo de potenciar tu resiliencia y la del equipo. Un equipo motivado y feliz es un equipo más productivo.
En resumen, el liderazgo empresarial y la psicología van de la mano. Al comprender cómo afectan las dinámicas interpersonales en el trabajo y explorar en tu autoconocimiento, podrás ser un mejor líder y, lo más importante, hacer del trabajo un lugar positivo y expansivo para todos.